miércoles, 15 de diciembre de 2010

Capítulo 7: Preparados para el show I

El ritmo de batería continuaba repitiéndose una y otra vez, marcándole el camino al poderoso riff que aplastaba todo cuanto se podía imaginar. Justo en el momento en el que los samples daban paso a un clímax musical llegaba el estribillo. Su rasgada voz cruzaba el aire de la habitación como un cuchillo y el mensaje tomaba forma junto con los profundos bajos de aquella canción. Estaba sonando verdaderamente bien, definitivamente “muere, puta, muere” era el mejor tema que hubiese compuesto y escuchado en su vida. Esa canción no te hacía viajar a tierras lejanas, ni te transformaba en un soñador, esa canción te destrozaba por dentro y convertía tus órganos y tu espíritu en un pura maquinaria, en un tren de doscientas toneladas surcando un mundo repleto de escoria y desechos.

El final estridente y caótico se diluía en una maraña de samples y un ritmo de batería frenético. Un final ruidoso tras el cual solo quedaba el silencio.

 Al terminar, Discordia Sintética alzó la mano para dar por buena la grabación a Meggor, que se encontraba al otro lado del cristal con la mesa de mezclas. En breves se pondría manos a la obra para retocar los detalles y arreglar el hit para ponerlo a punto.

-¡De puta madre tío!- celebró Repulsión Plástica mientras reía.

-La verdad es que ha estado bastante bien.- reconoció Discordia Sintética mientras recorría el estudio con la mirada.

Habían pasado toda la noche preparando el concierto y ultimando algunos temas para ofrecer algo nuevo y contundente, y aunque debían estar cansados la música parecía haberles llenado de energía. Castigo Corporal, el nuevo batería, abrió una lata de Trans y se apresuró a darle un largo trago. Era casi tan adicto a las drogas como su predecesor, al que habían encontrado muerto hacía apenas un mes. Una mala combinación de cortex y rekriferina habían conducido al desafortunado batería a lo que sin duda había sido una muerte lenta y horrible. Aunque el difunto había estado con ellos desde el principio Discordia tenía que admitir que había sido un golpe de suerte ya que nunca cayó bien.

 Ahora en cabio todo era muy distinto, pues con este decadente joven poco hablador, con el pelo en punta y los brazos repletos de microleds subcutáneos, quedaba atrás esa mala reputación y la mayor parte de la atención recaía en Discordia Sintética. Ahora no habría quien los parase.

-Bueno pues con esto hemos acabado, solo cabe esperar que nos lluevan las putas y el éxito. ¿No es así Discordia?- preguntó Repulsión Plástica mientras se habría otra lata y se acomodaba en uno de los sofás con el bajo aun colgado de su metalizado hombro artificial.

El cantante sonrió asintiendo mientras dejaba en el suelo la guitarra y salía de la insonorizada habitación para ir al cuarto contiguo. Meggor y su ayudante trabajaban en sus monitores eliminando los ligeros defectos del ruido y remasterizando la grabación para que la canción estuviese apunto antes de que saliese el sol.

-Mañana por la noche ya se la sabrán de memoria y la pedirán en el concierto.- Dijo una voz desde el otro lado de la habitación. Era Johnny, el manager y coproductor de Psychodelia Discordia. El reckero se acercó para estrecharle la mano. Se entendía especialmente bien con aquel trajeado y repeinado tipo. Él había sido quien los había llamado tras verlos tocar en un local ante no más de medio centenar de personas y les había ofrecido pertenecer a la discográfica. Tenía un don especial para sacar el máximo partido de las cualidades de los demás, al igual que Discordia Sintética.

-¿Cómo van los preparativos Johnny?

-Pues bastante bien, vengo de una reunión en la que hemos preparado el calendario del próximo mes de la discográfica y déjame que te diga que si lo de mañana sale bien, Psychodelia Discordia tiene muchas posibilidades de convertirse en uno de los grupos predilectos de nuestra... familia.- su voz cargada de confianza y sus ojos extremadamente claros eran su sello de identidad. Siempre que el cantante lo miraba pensaba en lo caros que debían ser esos ojos.

-Creía que ya éramos el predilecto.- dijo amagando una sonrisa

-Para mí lo sois, y lo sabes.- dijo el manager mientras le devolvía una amplia sonrisa y dirigía su atención a las pantallas del estudio. Pareció estudiar la pista aunque el cantante sabía que las canciones no le preocupaban, él sabía que estaban bien. Tras una pausa añadió- antes se tardaba una eternidad en grabar, retocar y remasterizar pero ahora es tan fácil…

Discordia Sintética desvió su atención del trajeado hombre de negocios y observó a través del cristal al resto de los componentes de Psychodelia Discordia. Repulsión, el bajista, estaba pateando un bafle viejo mientras el otro ya iba por su segunda trans.

-Por cierto Johnny, necesito unos cuantos eurodólares, algo le pasó a la puerta de mi apartamento la otra noche, seguro que puedes cargarlo a la cuenta de la discográfica...

-Veré que puedo hacer, pero por lo pronto te puedes quedar aquí, sabes de sobra que hay habitaciones reservadas para los músicos.

-Ya lo sé, pero me gusta tener mi espacio… ya me entiendes- argumentó Discordia alzando los brazos despreocupadamente y apoyándose en la pared.

-Por cierto, ha venido una chica preguntando por ti, dice que es tu novia.- Dijo Johnny tras unos segundos de silencio en los que no apartó la mirada del trabajo de Meggor, el cual estaba conectado mediante una clavija en su muñeca y se deslizaba por la grabación digitalizada a gran velocidad.

-¿Mi novia… estaba cabreada?- preguntó el rockero quitándose gafas y dejándolas caer colgando de su cuello.

Tras ver el divertido rostro de su manager asintiendo, el cantante expulsó todo el aire de sus pulmones recordando en ese momento lo cansado que estaba. Tras encogerse de hombros dijo: Bueno, en ese caso creo que tengo que bajar a ver si controlo a esa psicópata. De pronto se sentía agotado.

-No está en el hall de la planta baja- le explicó Johnny mientras se acercaba a Discordia que estaba a punto de salir por la puerta.

-¿Y donde coño está?- preguntó frustrado el músico.

-Está en tu habitación, en la decimotercera planta, y juraría que alguien a dejado unas cuantas dosis de sintecoca en el cajón del escritorio- tras esta breve explicación le guiñó el ojo.

-¿Enserio?-interrogó el otro mientras una gran sonrisa rodeada de piercings iba agrandando en su rostro.
-Diviértete, descansa… mañana por la noche hay que darlo todo en el escenario.- tras esto el cantante le señaló con el dedo antes de irse. Johnny rió hasta que el cantante se marcho, luego se giró y volvió a observar las pantallas.

-¿Cómo va?- le preguntó a Meggor recobrando su tono serio.

-De puta madre, son la ostia.- escupió mientras tecleaba  una serie de comandos. El técnico no era muy dado a las palabras pero era un profesional del sonido. Sobre todo del sonido que daba dinero.

Satisfecho el manager desvió su atención a los otros dos componentes del grupo, los cuales estaban bebiendo y riendo sentados en un sofá. Luego miró al ayudante de Meggor, le sonaba de vista pero no recordaba su nombre.

-Tú, trame un trago.

El largo pasillo no parecía acabar. Estaba adornado con imágenes de antiguas y actuales estrellas del rock y pequeñas pantallas con las que podías comunicarte con otras secciones del edificio. Discordia buscaba su habitación tarareando la canción que emitía el dispositivo de su oído. Es buena, pero puede hacerse mejor, yo podría haberla compuesto mejor, pensó. Al encontrar su habitación bajó el volumen con un ligero roce de sus pendientes. La puerta estaba abierta y al entrar encontró a Pink tumbada en la cama jugando con un terminal. Al verlo, esbozó una sonrisa, se levantó de un salto y corrió hasta caer en sus brazos. Tras besarlo apasionadamente preguntó:  ¿Dónde coño te habías metido gilipollas?

El músico alzó la mano como dando a entender que no estaba dispuesto a discutir. La observó y vio a la Pink de siempre, con su corto vestido negro, sus medias rotas y sus pesadas botas de un azul desgastado. Un oscuro maquillaje alrededor de los ojos realzaba los verdes de su mirada y las cadenas que iban de su nariz a la oreja le daban a su delicado rostro el toque perverso que escondía.

-¿Es qué no me oyes joder?- volvió a preguntar Pink al ver que su novio se alejaba de ella. Le ponía histérica que le dieran la espalda.

Discordia Sintética en cambio se sentía bien. Estaba saboreando la vida que se le presentaba, cada vez mejor. Su filosofía le empujaba a creer que no cabía esperar un mañana y que el pasado solo era pura mierda, por lo que ahora era el momento de ver todo de lo que era capaz. Sin hacer caso de los gritos de su joven compañera, llegó hasta el escritorio. Pensó en la chica; le gustaba por su duro carácter con el que enmascaraba una personalidad dulce y agradable; el rockero sabía que pronto se callaría y pasarían el día retozando, durmiendo, comiendo y escuchando música.


Después de todo…- pensó mientras abría los cajones y daba con lo que estaba buscando -…no estoy tan cansado.



2 comentarios:

  1. El capítulo mantiene un buen nivel literario, pero ya con la historia avanzada hay personajes como Samishii que me encantan y otros que ni frio ni calor. Los rockeros no me han terminado de cuajar. Es un gusto personal, posiblemente a otros les encanten.

    Un saludo.

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